Terapias Energéticas - Galería de Arte - Talleres

BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS!!!

"El doctor del futuro no dará medicinas, sino que animará a sus pacientes a que se interesen por el cuidado del cuerpo, la dieta, y la causa y prevención de las enfermedades.” Thomas A. Edison – 1890

viernes, 12 de noviembre de 2010

SIEMPRE VERDES Por Eyra Peralta – Casa Chi casaqi@yahoo.com



Cuantas veces has visto venir hacia ti esa persona sonriente que con cariño te saluda diciendo tu nombre y tú no la recuerdas ni remotamente. O cuantas veces dices hasta el nombre del perro menos el de tu hija o hijo al intentar llamarle. O cuantas veces has caído en la cuenta cuando vas en auto que te has pasado de la cuadra donde vive ese amigo al que ibas a visitar.

Te detienes y piensas: “pero, ven acá, ¿y es que ya estoy envejeciendo? ¿Está fallando mi cerebro?

Nos da pánico envejecer. Y, ¿por qué? ¿Por qué hay unos que lo aceptan así y otros no?
Y no se trata de aquellos que van de cirugía tras cirugía para alisar arrugas y levantar lo caído. Ni de los que consumen ciertas drogas para retrasar el reloj: Ni de los que saltan de dieta en dieta buscando el “peso ideal” que les conservará sus figuras.

La pregunta nos cuestiona sobre esos que nunca pierden la mirada chispeante y su risa es fácil y saben cómo mantener vivo su niño interior.

¿Cuál es su clave? ¿Cuál es el truco para no sólo lucir más jóvenes sino envejecer con gracia?

Debemos darle un puntaje alto a un buen régimen alimenticio y de ejercicios físicos, a la suficiente ingesta de líquidos y a conseguir las horas necesarias de sueño profundo, pero también logramos preservar la juventud cuando no somos presas de nuestras emociones y podemos estar conscientes de nuestra conducta.

Una conducta que no nos lleve a estresarnos constantemente sino a sólo vivir el eterno presente, evitando a toda costa el miedo, el enojo, la envidia y la codicia, las cuatro emociones más destructivas y, en cambio, sustituirlas por la emoción del amor, la más positiva y que aumenta nuestra energía vital o Chi o Prana o Ki.

Quién no se ha envuelto con la magia de sostener un bebé en los brazos y ha sentido lo jugoso de sus carnitas que apetecen besarlas y lo aterciopelado de su piel, irresistible de acariciar o su inocente fragilidad que siempre deseamos proteger. Eso es amor.

Cuando anteponemos por encima de todo el amarnos más, nuestras decisiones se tornan más sensatas acerca de qué debemos comer, cuál es el deporte que tengo que practicar, cuántos son los vasos de agua que debo tomar o cuántas las horas que debo dormir cada día para sentirme reparado y saludable.

Es cuando aprendemos a querernos, a elevar nuestra autoestima, que empezamos a estar alerta de esa vocesita interior que nunca se equivoca y nos rescata del pasado y no nos hace temer al futuro.

El amor nos hace bellos, nos cura lo rancio, nos transforma, nos trae aquí y ahora. Es el verdadero elixir de la eterna juventud.
Entonces, para mantenernos siempre verdes, con vigor y humor, hay que vivir con gracia, vivir en la gracia del amor.

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